Quienes estamos familiarizados con el mundo del té y los tazones para beberlo sabemos que hay muchos tipos de tazones y las historias de su origen o colección son interminables e ilustran el refinamiento, la memoria y la historia de esta práctica. Hay una frase que dijo alguna vez un famoso maestro de té: “Si coleccionas todos los cuencos de té de Japón, no podrías contarlos ni con una mano”.
Este tazón es del siglo XVI y se conoce como “Cuenco Yabu Totoya” o “Cuenco Roto de Pescadería”. Es un tipo de tazones hechos en la península de Corea que originalmente no era para beber té, pero los maestros de té japoneses los adoptaron por su diseño simple y su color natural.
Los cuencos Totoya son muy apreciados en la ceremonia de té porque así los llamó el maestro de té Sen no Rikyu. Se cuenta que el nombre probablemente se deba a que la primera vez que Rikyu vio uno de estos tazones fue en la pescadería que regentaba su padre en la ciudad de Sakai, en Osaka. De hecho, Totoya significaba pescadería en ese entonces y por esa razón también se les llama a veces cuencos Totoya-Rikyu. Su característica común es que fueron hechos en Corea durante la dinastía Joseon (siglo XVI) y tienen un esmalte fino y transparente que deja ver el color caqui del barro, además de su típica característica desolada y ajada.
Este tazón Yabu Totoya ha pasado por las manos de distintos maestros y se sabe que ha sido restaurado varias veces desde hace por lo menos 400 años. De ahí que se le añadiera al nombre la palabra yabu que significa roto. La última vez fue restaurado en 2022 para poder exhibirlo en su forma más original posible en el grandioso y exquisito Museo Fujita, en Osaka, que alberga tesoros relacionados con la ceremonia de té japonesa y en donde tomé esta foto. En esta ocasión, el restaurador eliminó lo antes restaurado con oro y rehizo la parte triangular que se aprecia del lado derecho. Esta técnica en el arte del kinstugi se llama tomonaoshi porque se utilizan polvos de barro antiguo que tienen por lo menos más de 50 años y pigmentos que buscan imitar el color original del cuenco.
El ideal de un restaurador no es sólo recrear las grietas para que siempre estén presentes, sino hacer que perdure por más siglos y así añadir historias a la memoria del tazón restaurado.
Aprecio mucho que me invites uno o varios cafecitos:
Muy interesante. Lo incluimos en el diario 📰 de Substack en español?
Como si dijera “no estoy roto, estoy restaurado con historia”.
Qué hermoso texto . Me encantó !! 🙌